EN VEZ DE LUIS

 

PROPUESTA NÚMERO 340

Cuando se retire Messi inundarán todo el mundo con sus mejores jugadas, pero sobre todo con la mayor plaga del deporte profesional: veremos sus estadísticas en cada esquina.
Por un lado las estadísticas son perfectas porque te dan una muestra rápida y clara del rendimiento de cada jugador, algo útil para saber si un jugador es rentable o está sufriendo una mala racha, pero por otro lado dejan casi cualquier deporte limitado a una serie de fríos datos, quitando gran parte del componente pasional.
¿Y qué tiene que ver todo esto con Luis Lles?

Cuando me dijeron que se jubilaba me puse a pensar, ¿en cuantos conciertos habrá estado?, ¿cuántos discos tendrá, ocho mil, nueve mil?, ¿cuántas exposiciones habrá visto?, ¿cuántos Diario del Altoaragón habrá paseado por el Coso…?

En el pasional mundo de la cultura no vendría mal un poco de estadística y fríos datos para ver el valor real de ciertos personajes dentro de ella, como es el caso de Luis.

Ahora que se retira, aunque esperemos que no se aleje demasiado de la ciudad, no estaría mal que apareciese en la portada del periódico, con una fotografía de él con los logros conseguidos en los laterales, conciertos programados, festivales asistidos, crónicas escritas… copiando el formato deportivo del que hablaba.

Al final, los cuatro gatos que se preocupan de verdad por el tan importante mundo de la cultura, sabrán que Luis es y será pieza fundamental, pero a mi juicio faltará algo que lo refrende para el resto de la ciudad.
En el mundo anglosajón levantan estatuas por mucho menos, pero vamos a calmarnos, que tampoco se muere, yo lo que propongo es que en cada lugar de la ciudad donde se organicen conciertos pongan una placa diciendo: ‘Lugar reservado para Luis Lles’, porque todos sabemos dónde se coloca dependiendo de la sala y además, una placa pequeña casi no se ve, es discreta y funcional.En el fondo sería la manera más simple de decir: no tenemos estadísticas para mostrar todo lo que hizo por la ciudad, pero este hombre es importante para nosotros.

Muchas gracias Luis, y disfruta de la jubilación.

Antonio Romeo.


UNA CRONOLOGÍA PERSONAL DE LA ERA LLES

1991

En el colegio nos mandan un trabajo en grupo: tenemos que entrevistar a alguien que nos hable de su oficio. El tío de uno de mis compañeros conoce a un hombre que es dj en la radio. Concertamos la cita una tarde en Cocodisk, que por entonces no ostentaba aún el agrio honor de ser la única tienda de discos de la ciudad. Él es un personaje espigado con perilla negra que responde amablemente a nuestras torpes preguntas con voz meliflua. Cuando pasamos la entrevista a máquina cometemos un error, tomamos su apellido como un pseudónimo, y escribimos en mayúsculas: ENTREVISTA A LUIS “YES”.

1995

Tenemos un grupo folk de pretensiones filo-irlandesas. Acabamos de recibir el master de nuestra maqueta, y nos quema en las manos. Alguien nos sugiere que tenemos que llevársela a Luis Lles para que la pinche en la radio. Por razones que no recuerdo, abordamos el estudio de radio en los minutos finales del programa. Impasible, pincha el cd y airea en directo la maqueta de aquellos críos desconocidos y temblorosos sin haberlo escuchado previamente.

1998

Estudio en Cuenca, y en mis visitas a Huesca paso a ver a mis padres por la tienda cerca de la hora de cierre. Ellos tienen sintonizada todo el día la radio local, y esos últimos minutos coinciden con el programa de Luis. El gélido house y la oscura música industrial se posan extrañamente sobre la quietud de las escenografías de dormitorios y salones de exposición deslumbrados por la luz de los focos en la tarde noche.

Verano 2000

Antxon y yo hemos montado un proyecto de instalaciones sonoras en Cuenca, y hemos hecho un dossier con cds en una cajita. Me envalentono, subo la escalera de caracol del Matadero y penetro por primera vez, con la caja bajo el brazo, en la oficina atestada de documentos del técnico de cultura. Luis examina el dossier y nos incluye por los pelos en la programación de la primera edición de Periferias.

Otoño 2000

Noche exuberante en el Jai Alai. Gong tocan por primera vez en España desde hace décadas. Entusiasmado, me acerco a Luis y le digo que me recuerdan a una mezcla entre Devo y Zappa. Él hace un mohín de asentimiento; la comparación le parece mínimamente adecuada. Me alejo con la satisfacción infantil de quien ha recibido un notable alto en el cole.

 2001

El proyecto sonoro es ahora un grupo llamado Kiev cuando nieva, y Luis nos ha programado de nuevo en Periferias. En la segunda aparición pública de nuestra carrera, teloneamos a La Habitación Roja y los Jayhawks ataviados con unos gorros puntiagudos de papel maché. Es una de las noches más entrañables que puedo recordar.

2014

Will Spector y los Fatus tocan en el Matadero. Las primeras filas las ocupa una hinchada ruidosa e incontrolada. Dos espectadores asaltan el escenario y pretenden secuestrar a Willy. Me giro buscando a Luis. Derrumbado sobre el asiento de la butaca de delante, apoya su mano derecha en la frente y menea la cabeza negativamente. Reprueba, aunque con una lejana sonrisa.

2020

Presentamos mi libro El Ojo Vago en el CDAN. Luis ha aceptado presentarlo conmigo, a pesar de andar, una vez más, hasta arriba de trabajo. Momentos antes de empezar, despliega un par de folios de letra abigarrada en todas direcciones, plagada de preguntas, apuntes y referencias; más de las que cabrían en un día entero de charla.

Se ha jubilado una de las personas clave en mi educación sentimental, alguien que ha propiciado cientos de grandes momentos en mi vida, alegres descubrimientos, sensaciones nuevas que han afianzado mi necesidad de seguir frecuentando la cultura. Y tengo la certeza de que como a mí, le pasa a mucha gente. Sin él –parafraseando libremente a otra de esas personas clave- “todos jóvenes -es decir: todos desarmados frente a la comprensión de nuestro existir, todos a la intemperie de la vida, todos con todo por inventar”.

Gracias.

Javier Aquilué.


LA GESTIÓN CULTURAL COMO PRODUCCIÓN SIMBÓLICA

¿Por qué nos importa que se jubile Luis Lles? ¿Por qué esta semana se habla tanto de su jubilación, especialmente en Huesca y en Aragón?

Luis Lles es un verdadero factótum cultural. Muchas personas, ya no solo que han tenido un proyecto musical, sino también oyentes y espectadores en general, sentimos una mezcla de gratitud y admiración por él. Cuando estás haciendo tus primeros pinitos en el mundo de la música, o en cualquier otro ámbito, no es fácil que alguien te preste atención activa, que dedique su tiempo no sólo a escucharte, sino a interpretar lo que haces y escribir algo con sentido sobre ello. Sus programas de radio, también los de Javimar, en una época preinternet, jugaron en esta dirección un papel importante. Esta suerte de devolución por parte del espectador, el crítico es también un espectador, hace, además de mucha ilusión, que el trabajo artístico se constituya aunque sea a modo de tentativa, en una especie de sistema que cubre con cierta fineza necesidades expresivas y comunicacionales. 

Luis lleva escribiendo sobre música popular la intemerata, dedicando toda clase de artículos, críticas y crónicas  a grupos locales que empiezan (prácticamente la totalidad de los surgidos en Huesca de los años 80 en adelante) y también a artistas consagrados en medios especializados, generalistas y de todo ámbito geográfico. Casi siempre con un afán divulgativo y pedagógico y, a veces, sacando a pasear al sociólogo que lleva dentro; en este último sentido son piezas magistrales y memorables, sus crónicas sobre conciertos como los de Juan Magán, Camela o Georgie Dann capaces de explicar no solo a un artista sino también a un país.

Los textos de Luis suelen reflejar el alma de un taxónomo, y sus esquemas genealógicos de los estilos musicales (algunos creados por él) para explicar los orígenes y evoluciones de la electrónica en la desaparecida Dance Delux, alcanzaron la categoría de documentos fundacionales. Ya no solo por una especie de visión filiativa de la música, sino también como bloques de devenir, creando así uniones de madres-padres e hijos e hijas sin filiación aparente. Carne de otra carne, sangre de otra sangre, música de otra música.

Luis ya daba la matraca con el reggaetón mucho antes de que reivindicarlo fuera un signo de pseudodistinción. Le echaron, sí le echaron, del multitudinario Monegros Desert Festival por pinchar el «Papi chulo… (te traigo el mmmm…)» de Lorna allá por el 2003. La afrenta nunca le hizo arrepentirse y es que Luis defiende con vehemencia aquello en lo que cree. Recuerdo asistir como testigo a discusiones bizantinas e hilarantes entre Juanjo Javierre y él cuando empecé a colaborar en Periferias. Diálogos a grito pelao sobre si tal artista practicaba el postmerengue cósmico o la electrobachata.

He conocido personalmente a Luis, sobre todo a través del trabajo. Hemos pasado en estos últimos diez años muchas horas juntos. Previamente a compartir momentos laborales, apenas nos conocíamos. He aprendido muchas cosas con él y tras su aparente caos y dispersión se encuentra a mi juicio una persona con una capacidad de acción verdaderamente excepcional, cuya labor institucional a lo largo de estos más de veinte años en el área de cultura del ayuntamiento de Huesca, refleja una visión de las artes muy abierta, viva, implicada e imbricada, pues siempre ha estado muy preocupado porque todo el mundo que tuviera algo que ver con la creación local, pudiera participar de las programaciones, haciendo del Centro Cultural del Matadero y de Periferias, lugares no solo para propuestas artísticas consagradas, sino también para enunciaciones muy de base.

Es precisamente de este trabajo institucional del que se jubila, o mejor dicho se prejubila. Con él y con la muerte inesperada de Javier Brun hace unos meses, sin duda acaba una etapa en la manera de hacer cultura desde el ayuntamiento de la ciudad que habitamos. Una etapa brillante que a buen seguro tiene aristas, a Luis nunca le han gustado los santos laicos, pero que a nuestro juicio y recogiendo el espíritu de las palabras de Audio Claudio en las redes, ha sabido jugar con esa desproporción entre una ciudad pequeña y provinciana como Huesca y los movimientos que recorren las culturas del planeta, contribuyendo a abrir grietas, marcos de diálogo, y reelaboraciones y progresos conceptuales. Un hacer que también contiene poesía; la gestión cultural como verdadera producción simbólica.

La institución pierde una fuerza genuina, y la ciudad una posibilidad de ser habitada de un cierto modo que ha dejado huella. Otrxs vendrán.

Gracias, Luis, de todo corazón por tu trabajo.

Orencio Boix.


 

Un Comentario

  1. Carlos Boix Larrey

    Que grande que eres Luis, muchísimas gracias por traer a Huesca a tantísimos artistas a través de los años. Nunca me olvidaré del Periferias con Mathew Herbert y Meï Teï Shô en la misma noche, tampoco de el mas reciente Lee Scratch Perry con Adrian Sherwood; Jeff Mills en el pabellón, innumerables conciertos en el Matadero entre semana con artistas de la talla de Bassekou Kouyate…. Me diste la oportunidad de tocar en directo con mi proyecto Wavebox también. Eternamente agradecido, que disfrutes de tu merecidísima jubilación Luis.

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