VACÍO A FUEGO

A cada desmoronamiento de las pruebas, el poeta responde con una salva al futuro.
René Char.

 

Como nos recuerdan las Construcciones psicoanalíticas, a veces sucede que objetos adyacentes y de importancia secundaria, de repente, se tornan más vivos que nunca.

Durante una visita a la pequeña reforma que se estaba llevando a cabo en casa de mis padres, me encontré con una pintura que ha colgado durante años en el pasillo, entre la que fuera mi habitación y la de mi hermano. Allí estaba, en un piso que ahora sólo se ocupa ocasionalmente por familiares y amigos, amontonada junto a otros objetos y cubierta con una sábana que la protegía de las inclemencias ocasionadas por la obra.

benanabarre_garona_boix_web

Los albañiles estaban tapando unas grietas aparecidas en la escayola del techo, producidas por la dilatación de una viga de madera oculta tras ellas. También pintaron las paredes ya desgastadas por el paso del tiempo.

Una casa, como una biografía, siempre esconde invariablemente algo. Construida sobre omisiones, espacios ahogados o heridas que nunca acaban de cerrarse, es retocada constantemente para mostrar una cara, un perfil reconocible y aceptable.

En la parte inferior izquierda de la tabla encontrada, pude releer un párrafo pirograbado que reza así:

Este óleo fue desechado y roto en tres pedazos por su autora y firmante, aún sin terminar, porque “no acababa de satisfacerle”. Años después, regaló la parte sobre esta leyenda a quien es su amigo y admirador de la pintora. Más tarde, obtuvo de la artista la parte colocada a la derecha. Unidas así dos partes armónicas, se ve un bello paisaje desde el pie del castillo de Benabarre.
Joaquín Boix Cosials.

verticaldetalleJoaquín era mi abuelo y Vicenta de Garona la autora del cuadro. De ella no recuerdo nada, creo que no la conocí. De mi abuelo, toda clase de historias. Padre estricto de nueve hermanos, mano dura, policía del régimen franquista, católico, cultivado en seminario en latines y escolásticas, elegante, jugador, bebedor y, como abuelo, cariñoso y paciente.

Le pregunté a mi tía Mapi -una de las mejores contadoras de la familia- por Vicenta Garona, por su relación con el abuelo y por la pintura, claro. Me respondió con una amplia carta de la que reproduzco algunos extractos.

“Era amiga de tu abuelo Joaquín desde la juventud. La abuela Teresa la quería y -como a tantas otras amigas del enamoradizo Joaquín- la trató siempre con gran cariño y naturalidad. En este caso no había ocasión para celos porque la relación entre los dos benabarrenses se basó siempre en los intereses comunes: el arte -y más específicamente la pintura- y la manera de seguir su llamada, el amor al pueblo, las confidencias como almas gemelas, la charla sin cortapisas…

Como pintora lo mejor lo pintó en su juventud, cuando era una prometedora artista que aprendía en Madrid. No recuerdo porqué lo tuvo que dejar pero era evidente, hasta para nosotras que éramos unas inexpertas, que la vuelta al pueblo y a la familia detuvo su desarrollo y la dejó en una paisajista “pa-pueblo-bien” con algún cuadro en el que todavía se ve la técnica bien aprendida y algo de hálito artístico … se pueden colgar sin avergonzarse en muchísimas paredes. En cambio en su faceta de retratista no me gustaban más que su autorretrato (de juventud, en Madrid) y el de su hija; ambos tenían “alma”.

El cuadro que me has enviado lo desconozco; se parece a los que pintaba en los setenta y sé que Joaquín pintó alguna vez en su estudio cuando estaba en Benabarre. Incluso ella le mejoró alguno (o algunos?) de sus paisajes pero ya no te sé decir del lienzo concreto ni del año”.

Imagino a mi abuelo conmovido por la destrucción de aquel cuadro. Convenciendo a Vicenta sobre la necesidad de recomponerlo de inmediato. Sintiendo la obligación de recuperar esa imagen abatida. Revinculando la pintura con emoción, pirograbador en mano, mediante una línea vertical para evitar que aquella representación desapareciese, para que pudiera ser contemplada de nuevo.

No resuelvo por qué  me entusiasma y me provoca risa al mismo tiempo este pequeño esfuerzo por reescribir los acontecimientos sin ocultarlos.
Una vez más.

Orencio Boix.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  1. concha larrey ferrer

    Orencio me ha gustado el símil de una biografía y una vivienda si la vida se le parece en ocasiones esconde epidodios desconocidos para sus habitantes.Concha

  2. Angel

    Es muy bueno que los nietos, que nos suceden a los hijos, sigan sujetos a los vínculos de la familia, de los lugares, de los sentires.
    Es emocionante ver que saben leer con sensibilidad, lo que a muchos se nos había escapado.
    Gracias Orencio y Mapi por vuestras interpretaciones y recuerdos.
    Angel.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: