Llevo varias semanas con la sensación de estar subido a una montaña rusa, con el estómago girado y la referencia del norte un poco perdida.
Es algo maravilloso. Lo digo en serio.
Para mí, estos días han resultado ser los más agitados y relevantes en muchísimo tiempo,
entre otras cosas he descubierto que las palabras no siempre resultan útiles. Ya lo decía Burroughs, “el lenguaje es un virus”, y salir de él puede llegar a ser costoso.
Las acciones llevan a muchos más lugares y en ocasiones funcionan mejor.
En ocasiones.
Aún así, la mejor opción es desconectar.
Algo tan sencillo como sonreír, tan complicado como no hacer nada.
Por fin ha llegado el verano, y tengo tal certeza de alegría que casi me siento como un niño pequeño.
Antonio Romeo