Hoy termina esta semana de exhumación de fotografías de mi colección. Una pena, se han quedado sin enseñar unas cuantas cosas interesantes: el álbum de nazis en la intimidad que me regaló Toño, el de las vacaciones de la familia portuguesa, mis propias fotos familiares de infancia hechas con una cámara que encuadraba torcido… Pero para terminar he elegido a estos novios mejicanos.
Estas imágenes me las trajo mi amigo Miguel Barba a la vuelta de su estancia de un año en Guadalajara, México. Me compró -o encontró, no recuerdo- estas dos fotos de más arriba y le enternecieron claro. Le llamó también la atención la mirada melancólica de la chica. El caso es que pasaron varios meses y un día, en la otra punta de la ciudad, se encontró con la foto que pongo debajo de estas líneas. El tiempo la había tratado mucho peor, pero estaba claro: era la misma novia, en una foto extraída del mismo carrete, en el momento de salir del coche nupcial.
Se acabó, dejo ya de darles la tabarra a los sufridos seguidores de En vez de nada con esta cabalgata fantasmagórica. Espero que la hayan disfrutado; a todos nos gusta ver fotos, a todos nos apetece ver fantasmas. Feliz domingo
Javier Aquilué