Hace tan sólo un par de días, recordábamos con Antxon el verano que pasó construyendo la picaraza para el videoclip que Orencio rodó para la canción SAL. Llegó a hablar por teléfono con una empresa proveedora de plumaje que, a pesar de una inicial reticencia, nos sirvió unas enormes plumas negras y blancas. En el relato, Antxon hizo hincapié en que le preguntaron cuántas necesitaba de cada uno de los lados, ya que al parecer los pájaros tienen plumas orientadas para estar en el lado derecho, y otras para el flanco izquierdo.. En fin, no me detendré más en ello, podría estar mucho más rato contando todos los estadios de la planificación y fabricación del bicho, que requirieron de todo su ingenio y capacidad de improvisación.
El caso es que por casualidad hoy, buscando en lo más recóndito de mis discos duros cierta información, va y sale un breve clip en el que Carlos grabó con el móvil el momento en que nos dimos cuenta de que, si queríamos unas patas plausibles en un ave, el conductor iba a tener que caminar hacia atrás.
El recuerdo de un verano entusiasta, mientras comienza a llegarnos la vibración de uno más, de uno nuevo con cuyo contenido empiezo a fantasear…. Feliz víspera de verano
Javier Aquilué