Decidir que la estrategia correcta es ocultar.
Dejar caer el valor a un pozo del que no conoces fin y someterlo al disolvente universal.
Saber perfectamente que el acuífero desarrollará un trabajo subterráneo. A su paso, dejará sustratos, sedimentos y brotarán nuevos organismos. En algún momento del que no puedo dar razón, el tesoro surgirá otra vez por un canto.
Un cometido que sólo prospera en la intimidad; como cuando se protege una confidencia.
Imagen: Anselm Kiefer: Alkahest (2011)